lunes, 25 de agosto de 2014

LA CIUDAD CUYO NOMBRE NUNCA APRENDIMOS

Mawlamyine
Llegamos en tuc-tuc un día de lluvia constante. 


Nos alojamos en la Guest House Breeze. Aunque por fuera no pinta nada mal, su interior es bastante triste. Una buena opción es elegir habitación después de verla, como suelen haber varias Guest House en cada ciudad vale la pena echar un vistazo antes de decidirse.



Dentro, el lugar no era nada acogedor, nos recordaba a un psiquiátrico abandonado al más puro estilo triller psicológico. Pero estuvimos bien, lo importante lo cumplía: camas grandes y una habitación muy espaciosa. El lavabo contenía la colección entera de accesorios de baño típicos de plástico azul celeste, pero nunca nadie había pasado un trapo sobre ellos.


Dejamos las mochilas y nos fuimos ansiosos a callejear un poco, derechos al mercado. A parte de que nos gusta, especialmente, visitar los mercados de las ciudades que visitamos, allí no llovía.





Nos encantan los termos retro y sabíamos que aquí íbamos a encontrar algunos. Nos debatíamos entre elegir el tipo de termo que ellos usan a diario y ves presidiendo las mesitas de todos los puestos callejeros (de plástico y pequeño), u otro modelo más grande y de lata. Vimos uno grande y rojo de lata con unas rosas dibujadas que brillaba más que las luces de navidad ¿Sabéis la fascinación de muchos asiáticos por los brillos, luces, etc? ¡Cada día somos más asiáticos nosotros!


Lo malo de la lluvia no es mojarte, porqué del calor te secas rápido y no tienes sensación de frío (ojalá), es que cuesta hacer fotos sin mojar la lente de la cámara.





En los alrededores del mercado los puestos de frutas, verduras, carnes y pescados, que tanto nos gusta chafardear. Muchas sombrillas y paraguas, mucho movimiento de gente, da gusto ver tanta vida y tantos colores.





Comimos en un puesto cerca del mercado, es común que en la mesa donde exponen sus platos en grandes ollas tengan tres o cuatro taburetes donde sentarte a comer. Tú eliges la carne o el pescado (si hay opciones, en algunos sólo tienen un plato) y como complemento te ponen el arroz, platitos de verduras, salsas, etc. que puedes repetir cuanto quieras.

Las servilletas en Myanmar se substituyen por un rollo de papel (del váter para nosotros), ya sea en un puesto callejero o un restaurante fino, cambia el grosor de éste, y suelen ponerlos dentro de estos cacharros de plástico. 

Y para beber, todo el te que desees!


Mawlamyine es una ciudad pequeñita, esta es una de las tres mezquitas que construyeron los hindúes que los ingleses introdujeron en el país como mano de obra.


En este mini-local de techo verde y torcido compramos los billetes de autobús hacia Pa-An, el señor de azul los escribe a mano con mucho cuidado. Nos basamos en una foto del cartel verde de encima para encontrar el lugar.


Por un malentendido horario perdimos el autobús, pero sin ningún problema el señor de azul nos buscó un tuc-tuc que nos llevó a la ciudad de al lado donde pudimos alcanzarlo. Me encanta esta manera suya de hacer la vida fácil, para todo hay solución, nadie se pone nervioso por nada...

Y de nuevo a ver pasar preciosos paisajes ante nuestros ojos y gentes que nos miran pasar a nosotros.




Su afición a tocar el claxon absolutamente para todo: adelantar, avisar, protestar, saludar... es un poco irritante si no estás acostumbrado.




Y nuestro siguiente destino, Pa An, fue uno de los lugares que más nos gustó de Myanmar.

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