viernes, 27 de enero de 2017

SECUENCIA DE JUEGO

Viernes tarde. Hoy ha sido el día padre-hija de la semana: el día en que Juno se salta la escoleta para quedarse en casa disfrutando de levantarse tarde, de desayunar con calma en el regazo de su padre (ese zumo de naranja que le exprime con cariño), con el pijama puesto y la cara marcada por las sábanas. De jugar, trastear, bailar al ritmo de cualquier disco imposible, ayudar (a su manera...). Y llego a casa y me los encuentro preciosamente dormidos, la una sobre el pecho del otro, casi a oscuras, en silencio... Desprendiendo paz y ternura a borbotones. Y yo me contengo para no comérmelos a besos!

Más de una vez os he comentado como me gusta presenciar los descubrimientos de Juno sin intervenir, y si es posible, capturarlos con la cámara sin ser vista. Solo de este modo puedo conservar momentos preciosos y apreciar, una y otra vez, cada gesto, cada movimiento, cada acción.

Creo en la importancia de que los niños dispongan de tiempo: lo que significa darnos tiempo nosotros también. Relajarnos y disfrutar del momento, es el punto de partida para lo que tenga que darse, ya sea la rutina del baño, la comida, un paseo... cualquier actividad cotidiana cambia diametralmente si le metemos la prisa, el "venga", el "acaba ya". 

Con el juego sucede igual; si dejamos que el tiempo lo determine su interés, su ritmo, y no el reloj, ni el horario que nosotros establecemos, será un tiempo de juego mucho más distendido, más abierto a lo que pueda suceder, a lo imprevisto, y más adecuado a las necesidades del niño, que es el protagonista absoluto de esta práctica vital.

Decir juego y movimiento libre es prácticamente hablar del mismo concepto. El juego es libre por definición, por eso, cuando un adulto trata de dirigirlo, de forzarlo, no considero que se trate realmente de juego. Jugar debe ser siempre un placer espontáneo, una actividad deseada, motivada y desarrollada por el niño en un contexto de libertad. Jugar es la principal acción que tiene lugar en la infancia y se da a través del movimiento: jugar con el propio cuerpo, jugar a correr, esconderse, saltar... Jugar con objetos, manipulándolos, desplazándolos, combinándolos...

Los objetos cotidianos, los materiales que no son propiamente juguetes, ofrecen un sinfín de posibilidades, un abanico inmenso de oportunidades. Pueden convertirse en cualquier cosa porque no están ideados para ningún juego concreto, están disponibles, solo es necesario que los niños los elijan, que les den un uso, una función, un significado.

La curiosidad y la creatividad van cogidas de la mano, como el juego y el movimiento.


En este caso, Juno elige un cesto con pinzas de la ropa para jugar en la terraza, y a su vez, decide jugar sobre la hamaca. Para ella tiene un valor desarrollar esta actividad en alto ¿supone un reto? Observo que se siente segura, que se mueve con cuidado pero confía en sí misma.


El juego es tirar las pinzas, comprobar que el cesto está totalmente vacío, y volverlo a llenar. No tiene mucho sentido para un adulto, pero para ella tiene mucho: solo hay que ver la concentración con la que lleva a cabo toda la secuencia, como sus ojos y sus manos se coordinan a la perfección, como se involucra todo su cuerpo. 


Su mirada, el gesto de su dedo índice señalando las pinzas caídas, a la vez que sigue sosteniendo con la otra mano el cesto ya vacío. No lo ha tirado, ha decidido conservarlo aún sin pinzas, que parece que sea el verdadero objeto de juego, pero no es así: todos los elementos son igual de importantes en esta acción, las pinzas, el cesto, la hamaca, la terraza... Ofrecerle pinzas sin más no excitaría su curiosidad hasta tal punto, no le motivaría de igual modo.





Fin de semana por delante: tiempo de perder el tiempo, tiempo de juego, de vida.

jueves, 26 de enero de 2017

FRIDA



Para combatir el dolor pienso en Frida, fue para ella un compañero de vida que no le dio tregua. La migraña es un dolor bastante paralizador: me encojo y espero como un animalillo asustado a que afloje, me hace sentir vulnerable, cobarde, pequeñita. Sé que tarde o temprano pasará y volveré a retomar mi vida con normalidad. Decididamente creo que es el viento el que trae las peores migrañas, y seguimos con mucho frío, frío del que se te mete dentro, frío en muchos sentidos.


Frida, así como quien no quiere cosa, siempre anda por ahí... Empiezo leyendo una biografía, cosiendo una muñeca, comprando un libro ilustrado precioso por Maria Hesse, recibiendo otro libro de regalo...

Y sin pretenderlo también, Juno juega con un viejo collar mío usándolo como gorro-diadema, como suele hacer con prácticamente todo: comprobar si se sostiene en su cabeza. Y viéndola con esas flores y ese colorido me da por pensar de nuevo en Frida Khalo.






Este enero se me está haciendo un poco pesado, eso de que es mi mes, ¡para nada! Renuncio a él! Con ganas de sentarme a escribir, hoy simplemente un saludo :)

domingo, 22 de enero de 2017

CADA COSA TIENE SU MOMENTO

Como acostumbro a hacer, estoy escribiendo ahora que Juno duerme; quiero hablaros de un tema que surgió, hace pocos días, de una conversación con una compañera de profesión y de formación. Creo que más de una persona puede encontrarse en mi situación y por este motivo quiero compartir mi reflexión.



Después de tener a Juno decidí compactármelo todo y así alargar mi baja maternal y tener prácticamente un año para estar en exclusiva para Juno. Disponer de las 24 del día me facilitó poder dedicar una hora y media a asistir dos veces por semana a clases de pilates, y asistir una mañana al mes a un curso interesantísimo de educación viva. A demás, pude asistir a charlas, conferencias, incluso a una escuela de verano de una semana, porque me llevaba a Juno conmigo. Juno dormía mucho y podía ir con ella prácticamente a todas partes. 

Pero desde que me incorporé al trabajo, en horario de 8 horas, las cosas han cambiado muchísimo, añadiéndole el hecho de que Juno ha pasado de ser un bebé que dormía o jugaba en mi regazo, a ser una niña que no para quieta y quiere descubrir cuanto ve, que parlotea, se queja, se cansa, etc. Lo propio de su edad. Sus necesidades han cambiado, y mis prioridades también: en primer lugar está ella, por encima de todo. 

Ahora vamos las dos a la escuela juntas cada mañana, y aprovecho cada segundo hasta que ella se queda en su clase y yo me voy a la mía. La veo de refilón a lo largo de la mañana y la veo dormir, pero hasta las cinco de la tarde, 8 horas después, no estoy con ella realmente. Considero que es mucho tiempo separadas, me gustaría poder hacer reducción de jornada, pero de momento esta es nuestra situación. Lo que tengo claro es que el tiempo que paso con ella quiero que sea tiempo de calidad, de estar por ella. 

Por suerte, sigo con la lactancia sin problema, eso me tranquiliza. A pesar de las horas que pasa en la escuela, no he tenido que renunciar a algo nuestro tan importante. Y por las tardes me adapto a Juno: hay días que está cansada y me limito a ir a casa y acompañarla en su descanso, otros días vamos al parque, a pasear, a la biblioteca, o a casa a jugar. Intento que cada tarde podamos llevar a cabo el ritual del baño, que le encanta, con calma, a una hora apropiada para después cenar sin arrastrar cansancio.




En cuanto a mí, leo mucho menos, hago cero deporte, mantengo solo los hobbies que se adaptan a mi nueva situación, y aún así, subrayo, todo cuanto hago lo hago porque me apetece, sin suponerme ningún esfuerzo. 

Acostumbrada como estaba a asistir a cursos y formaciones de manera habitual, a veces lo echo de menos, claro. Últimamente me llegan noticias de visitas a escuelas y conferencias a las que me hubiese gustado asistir, estaba con la cosilla de "me estoy perdiendo esto y lo otro", necesitaba que alguien me dijera que las escuelas iban a seguir ahí para ser visitadas y que de charlas hay y habrá muchas, pero Juno solo hay una y va creciendo: eso es lo que no tengo que perderme. ¡Cierto! Eso es lo que creo, pero a veces nos presionamos tontamente, nos exigimos más de lo necesario. No pasa nada, ya lo retomaré más adelante si me interesa, o quizás busque otras alternativas, otras maneras de seguir formándome, aprendiendo y creciendo profesional y personalmente. 

Desde que existe Juno, ella es mi gran fuente de aprendizaje: observarla mientras la acompaño en su desarrollo me está permitiendo vivenciar muchas de las teorías estudiadas y cuestionarme tantas cosas! Ninguna formación ofrece unas prácticas tan intensas.
Al final se resume en quitarse presiones, 
tomarse la vida con calma y disfrutar de ella.

En fin, vale la pena recordar que hay momentos para todo y que no merece la pena perderse algo tan único como es la maternidad y el crecimiento de un hijo por un afán de seguir un ritmo o un estilo de vida que ya tuvo su momento. 

Comparto algunas imágenes de ratitos de parque y feliz domingo. Hoy es mi cumpleaños y estoy en casa con mis dos amores aún durmiendo, más feliz que una perdiz!

jueves, 19 de enero de 2017

CAJITAS DE CANCIONES

Este año decidí hacer todos los regalos yo misma, puntualizo, todos los posibles. Ha sido trabajoso y me ha ocupado bastante tiempo, pero ha sido muy gratificante, y me ha encantado invertir tiempo en coser, tejer, pintar, dibujar... en vez de en recorrer tiendas y más tiendas. Al final hice dos calendarios de adviento, un bolso con boquilla y una bata delantal de tela, dos chales y un gorrito de lana, un árbol de navidad con lana y abalorios, dos cestos de trapillo, decoré unas cuatro cajas de cartón, hice una chequera con cartulina, mmm... no sé si me olvido de algo.... Ah, si! Anillas con cintas para bailar o para hacer volar, y una caja con cajitas de canciones.


La caja con canciones es mi regalo especial para Juno, es algo que no se compra, que nadie le iba a regalar, por eso me hacía mucha ilusión recopilar y confeccionar este recurso educativo que es uno de los materiales que más juego dan y que más gusta a los niños.



Podéis ver que se trata de buscar elementos relacionados con las canciones que queramos y guardarlos en cajitas, y a su vez, todas ellas, guardarlas en una caja grande. Primero, lo interesante es que descubran a qué canción hace referencia cada objeto, después aprenderán qué canción contiene cada caja incluso antes de abrirla, ya veréis.
  • Cuando te dispongas a elaborar esta caja, si es que te apetece hacerlo, cuenta con la ayuda de tus hijos, piensa en las canciones que le gustan, las que conoce, las que le cantas, etc.
  • No te lo tomes como un material que sirve para... de eso ya nos preocupamos en la escuela, en casa, los materiales y los juegos, son para disfrutar, para compartir momentos, los aprendizajes se dan sin necesidad de incidir directamente en ellos.
  • Lo mejor es ir poco a poco: primero, pensar en algunas canciones, después ir recopilando objetos de aquí y de allá, y por último, si es necesario, comprar algunos.
  • Cuando haces las cosas con mimo y cariño siempre están bien, pasadlo bien con el proceso y no os preocupéis por los resultados.
  • Confeccionar los elementos de las cajitas los hará más especiales.
  • Animalitos de fieltro, barro, cartulina, un juguete de cuando eras pequeño...
  • En cuanto a las cajas, lo ideal es usar las que puedas conseguir rebuscando en los armarios y/o pidiendo a amigos y conocidos: cajitas de joyas, colonia, caramelos...
  • Si no sabes la letra de las canciones, búscala y cópiala en un papel que puede ir pegado en la base o en el interior de la cajita.













domingo, 15 de enero de 2017

ADIÓS LUCÍA

Sigue haciendo frío y la previsión es que hará más frío en los próximos días, es desalentador, cada día que pasa siento las horas de sufrimiento de las personas abandonadas a su suerte y pienso que ha pasado otro día sin haber hecho nada. Apagamos el televisor y nos vamos a dormir pero ellos siguen ahí, no son una ficción.

Hoy quiero hablarte a ti, Lucía. Ahora mucha gente, como yo, sabemos tu nombre y por lo que estabas pasando para decidir suicidarte con 13 años. Qué rabia, qué impotencia, qué fallo.


Hace tiempo cuando supe de Diego, y al igual que casi toda España, leí su carta de despedida antes de suicidarse, pensé que ya está bien de llamar al acoso escolar "cosas de críos", que hay cosas de críos y después hay actitudes a las que no debemos restar importancia. Ya entonces pensé mucho sobre el tema, ahora llamado bullying, y sobretodo me planteé qué estamos haciendo mal para que esto suceda y con tanta saña, y cómo nos está costando proteger a quien corresponde. Porque creo que no hay víctimas, lo que hay son personas con carencia de empatía y una necesidad de dominio y de ejercer la fuerza sobre otro en busca de personas sobre las que verter toda su rabia y sus frustraciones. 

Cualquiera en un momento dado puede convertirse en blanco de un acosador:
en ellos hay que poner el foco.

Si hoy escribo dirigiéndome a ti, Lucía, es porque me siento tan responsable como cualquiera que permitió que esto llegase a suceder: los acosadores, por crueles, qué pena ser tan mezquino, los demás compañeros, algunos por palmeros, otros porque lo vieron y callaron, otros porque lo taparon, lo negaron, mintieron. Y los que no te ayudaron. Todos deben sentirse como una mierda por haber sido parte de tu sufrimiento, seria lo normal, yo no lo concibo de otro modo.

Siento que nadie de tu centro escolar supiese ayudarte como merecías. Que los acosadores alcanzasen tanta fuerza como para hacerte tanto daño es culpa nuestra, de la sociedad, de todos los que permitimos que un niño insulte a otro sin recriminárselo, de los adultos que no detectamos actitudes violentas en los niños, y en gran medida, de los modelos de conducta que como adultos ofrecemos a los niños. Lo normal sería un entorno que margine a estos acosadores, y no al revés, un entorno que no apruebe el insulto, la mofa, la persecución, la mala educación.

Lucía, imagino que los acosadores y sus familias se sienten realmente mal, avergonzados y arrepentidos, que han pedido perdón sinceramente a tus padres. Imagino que cada persona de tu centro escolar que no actuó, que le quitó importancia, que miró hacia otro lado, etc. han ido a disculparse a tu familia, que hoy no dejan de pensar en ti, en lo que deberían haber hecho y no hicieron, o en lo que hicieron y no funcionó. 

No estoy hablando como maestra, ni como madre, ni como alumna que fui, estoy hablando como persona, como ciudadana.

Como madre espero educar a mi hija para que sea tolerante, empática y respetuosa, no hace falta que sea amiga de todos, solo espero que no acose, que no lo consienta y que si lo presencia o llega a sus oídos lo denuncie, pida ayuda, haga algo. Espero que le afecte y le preocupe el dolor ajeno. 

Como educadora, aunque no es un tema que se suela dar en la etapa en la que trabajo, espero ser suficiente sensible para detectarlo y actuar siguiendo el protocolo, pero si el protocolo no es suficiente, si el sistema falla, no eludir responsabilidades, ni dejar de hacer algo más. Me alarma como los centros, en muchos casos, perjudican más que ayudan a los acosados, como se excusan diciendo que eso sucede una baldosa más allá, una vez pasada la puerta de la entrada (eso no se lo creen ni ellos), como se lavan las manos, lo ocultan y contribuyen a incrementar el problema para las familias de los acosados. Me pregunto si a las familias de los acosadores, las que deberían estar realmente preocupadas por la conducta de sus hijos, se las implica, se les pide responsabilidades...

Como alumna, no tengo conciencia de haber vivido de cerca el tema del acoso, nunca he visto pegar a nadie, ni he pegado, ni me han pegado; he presenciado conductas más sutiles, como dejar de lado, poner motes un tanto despectivos, cosas a las que no les di mucha importancia, pero ahora sé hasta que punto afectan los pequeños gestos que casi pasan desapercibidos... Quizás debamos estar más alerta a las pequeñas cosas y actuar partiendo de aquí, no esperar a desenlaces fatales.

Por último, como ciudadana, pediría a algunos medios más ética al abordar esta noticia (y tantas otras), no fue culpa de Lucía lo pinten como lo pinten; entre los tiritos que dejan caer en un intento de mostrar aspectos que podían favorecer el acoso (lamentable) y el esfuerzo en exculpar a los acosadores, me han removido el estómago.

lunes, 9 de enero de 2017

FRÍO

No encuentro mejor nombre para esta entrada. Seguro que muchos de vosotros estos días lo estáis sintiendo, es invierno y es normal, claro. Casi seguro que la mayoría tenéis un hogar donde dormir por las noches, algo de dinero para pagar un café que os permita pasar un rato en un local bien aclimatado, un abrigo en condiciones, un par de guantes... Ya veis que no hablo de grandes lujos, ni de comodidades muy alejadas del alcance de muchas personas (por suerte).

No quería una entrada sin imagen, así que comparto ésta de un regalito especial

Antes de seguir escribiendo debo aclarar que esta entrada ha sido borrada por lo menos tres veces: las dos primeras por insustanciales, por no contener más que mis idioteces, mis pensamientos-preocupaciones-reflexiones de poca monta (sí esas con las que suelo llenar la mayoría de las entradas que escribo, al fin y al cabo, son "mis cosas"), la tercera por rabiosa. Siento rabia, rabia y frío.

Ahora me dispongo a escribir la definitiva y al acabar seleccionaré "Publicar", y ya está. No solucionaré nada pero no callaré lo que pienso en el lugar donde me desnudo tanto en muchos aspectos, no tendría sentido.

Esta Navidad, para mí, ha estado impregnada del frío cruel, el que duele. No el de las escapadas a La Molina, ni el de abrigarse bien para tocar la nieve. Ese frío no elegido de quien no puede protegerse de él. No necesito que sea mi hija, mi madre o mi hermana las que lo sufran, ni siquiera que sea gente de bien, solo que sea un ser, un corazón latente. No se despega de mí este malestar, lo he sentido de nuevo esta mañana cuando he ido a la cocina a prepararme un café con leche y he dado las gracias por haber dormido bajo un buen nórdico y tener la suerte de poder encender el calefactor para ducharme a gusto y toda una serie de mini-lujos que valoro, sobretodo ante la evidencia de que hay demasiadas personas que carecen de ellos. 

No me apetecía una entrada tan triste por Navidad, en cierta manera me parecía un topicazo, y no solo me duelen los males ajenos en estas fechas, porque toca. Nada de eso. Por este motivo he estado dejando pasar los días, además no me atrevía a ponerlo por escrito, a decirlo en alto, como si por no mencionarlo dejase de existir... mira que soy boba. Pero hace un rato, cuando he visto las noticias, se me ha caído el alma al suelo, y sé que hay muchas noticias que te dejan hecho polvo para todo el día por poco que empatices con el sufrimiento humano, pero ver esa hilera de refugiados sirios andando por la nieve a treinta bajo cero para comer un plato caliente agachados en el suelo, me ha roto. Hoy nada me parece relevante, es una vergüenza humanitaria y la permitimos personas como ellos, con piel, músculos y, quiero pensar, que corazón. Si yo no puedo quitármelo de la cabeza, sin poder hacer mucho al respeto, ¿cómo lo hacen los que sí tienen la posibilidad de hacer algo para conciliar el sueño?