domingo, 12 de abril de 2015

UNA PIEDRA, DOS PIEDRAS... Y UNA PEQUEÑA PIÑA

¡Feliz domingo de sol!
Dan ganas de salir, de ir al campo o a la playa, y son dos lugares ideales para encontrar al protagonista de hoy: las piedras.
Si por materiales queremos indicar todo lo que puede servir para hacer algo, que sirve para producir, para inventar, para construir, tendríamos que hablar de todo lo que nos rodea, del agua a la tierra, de las piedras a los animales, del cuerpo a las palabras... incluso los prados y las nubes.
(Tonucci, 1990)

Una piedra, dos piedras... y una pequeña piña. Una hilera. 

Siempre hay piedras en mis aulas (estancias compartidas), es como tener un pedazo de naturaleza, una conexión con ese bosque por el que andamos aquél día, el río al que nos acercamos a tocar el agua fría y nos mojamos los pies, la playa donde buscamos tesoros en un largo paseo por la orilla...

Es un material cargado de simbolismo y también de posibilidades: las piedras y sus múltiples facetas, su variada aunque sutil gama cromática. Descansamos un poco del azul, rojo, amarillo... para percibir la sutileza del degradado, de la diversidad de matices que ofrece la naturaleza.


Observar, tocar, clasificar, ordenar, identificar, comprobar, experimentar, comunicar.

Las sensaciones que producen gracias a sus múltiples formas, tamaños, texturas, gruesos, peso... Las inagotables opciones de juego.

Bienvenidas a la estancia
Un día llegaron, de la mano de un niño, un buen puñado de piedras: redondas y porosas, lisas y alargadas, también negras y suaves. Algunas se parecían entre sí, otras eran muy distintas. Fueron acogidas con gran entusiasmo y muchas ganas de tocarlas, manipularlas, conocerlas.


Al día siguiente las encontraron clasificadas en bandejitas de madera y en recipientes transparentes. Observaron un momento, pronto optaron por cogerlas, compartirlas, llevarlas a otros espacios para jugar con ellas...




Algunos quisieron guardarlas, tenerlas todas juntas.



Otro día
Durante esos tiempos tan magníficos de juego en la estancia en que cada niño decide qué quiere hacer, en que zona y con qué, unas piedras fueron elegidas para formar una hilera en el suelo. El niño que así las dispuso, contento con el resultado, se sentó cerca de ellas y con otras que tenía en una bandeja de madera inició un juego distinto y fascinante: cantaba y hablaba mientras movía las piedras, las escondía y las sacaba de debajo de la bandeja.



Un compañero que se acercó, tocó con cuidado algunas piedras de la preciosa hilera, sin desmontar la composición. Y se sentó junto al niño que aún jugaba con la bandeja de madera y otras piedras.


El niño, ante la presencia de su compañero, le invitó a participar de su juego. Las piedras cambiaban de manos, eran elegidas para salir y entrar de su escondite, a veces, sonaban contra la madera, otras se perdían en el hueco de la manita.





Presentes desde el principio
Primero, en el cesto de los tesoros, por tratarse de un material de gran solidez y transmitir un amplio abanico de sensaciones.

Más tarde, en la panera de elementos naturales, junto a piñas, trozos de corteza, conchas, calabazas pequeñas...

A continuación, en el juego heurístico, por las infinitas posibilidades: seleccionar, combinar, clasificar, ordenar, seriar, juntar, introducir, llenar, vaciar, encastar, construir, distribuir...

Después, como elemento de juego simbólico

Me queda pendiente hablar de propuestas concretas y muy interesantes que tienen como protagonistas a las piedras, de su papel en el arte, y del Land Art. Me guardo estos puntos para un próximo post o este va a ser demasiado extenso!

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